miércoles, 16 de febrero de 2011

CONTRA LA DEGRADACIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO


¡LISTAS ABIERTAS, YA!

Sin haber alcanzado su pleno desarrollo el sistema de libertades previsto en la Constitución de 1978, el espacio público español vive un creciente proceso de deterioro democrático.
No es causa exclusiva, pero parte de esta situación se debe a algo tan sencillo como que los que se proclaman representantes de la soberanía popular, pura y simplemente no representan a los ciudadanos, sino los intereses de unas corporaciones, los partidos políticos, que, como controladores del sistema y una vez ocupados todos los resortes de unos poderes que debían haberse mantenido independientes, y en evidente vínculo con los controladores económicos del actual modelo de sociedad , han llegado a coexistir con nosotros en una vida autónoma ajena a la realidad social de los ciudadanos en cuya representación pregonan actuar.
La llamada clase política ha llegado a materializarse como tal de forma ajena e independiente de las restantes clases sociales, dotada de sus propios códigos de acción y supervivencia, y convertida en beneficiaria de un estatus que se otorga a sí misma, independientemente de la marcha del resto del mundo.
Esta nueva clase está constituida por ciudadanos que dicen vivir y trabajar en beneficio de la colectividad, no obstante lo cual, y aparte de su legítimo derecho a obtener recursos suficientes para llevar una vida digna sin dispendios, realmente para quien trabajan es para la persona o grupo de interés, con nombre de partido político si se quiere, que les ha permitido gozar de esa posición y ante quien realmente deben rendir cuentas para mantener, o mejorar, su status.
Solo esto explica las adhesiones ciertamente inquebrantables que se producen ante cualquier votación, sea en sede parlamentaria estatal, autonómica o municipal, en base a las directrices de cada grupo.
¿Cuántas veces en los últimos 32 años han permitido los partidos políticos el voto en conciencia?
 ¿Cuántas veces en los últimos 32 años lo ha pedido o ejercido algún parlamentario o concejal en contra de la tendencia unitaria de su grupo?
Unamos a ello la corrupción política cierta que a diario ocupa en los medios informativos casi tanto espacio o tiempo como la información deportiva, que ya es decir, y ante la cual muchas veces solo nos toca escuchar “y vosotros más”, cuando no vemos como prescriben judicialmente las causas contra los poderosos, si es que han llegado a incoarse, para percibir una atmósfera mefítica en multitud de espacios públicos.
Necesarios para estructurar la participación de los ciudadanos en la esfera pública, los partidos políticos con el sistema de listas cerradas pueden estar imposibilitando la aplicación, en toda su extensión, del Artículo 23 de nuestra Constitución, que prevé en su primera disposición la libre elección de representantes, al ser estos previamente seleccionados por los partidos en unas listas sobre las que se permiten declarar que “Fulanito ha sido colocado en el puesto X para salir elegido”, tirando por tierra incluso cualquier apariencia de soberanía de las urnas.
Los partidos políticos han acabado generando un sistema falseado en el que se lleva a cabo una permanente suplantación del ejercicio democrático representativo, pues los teóricos representantes de la ciudadanía no se deben en primer lugar a esta, sino al encargado de elaborar las listas, único garante del mantenimiento de su status.
El sistema de listas cerradas es también el germen de otro infame fenómeno  de incumplimiento en la relación entre los políticos y sus representados, el transfuguismo, fenómeno que no existiría si el representante lo fuera por los votos directos de los ciudadanos.
Por todo ello, y como vía para regenerar la actividad pública española y devolverla la dignidad que el indigno ejercicio político la ha hecho perder, es exigible que nuestros representantes sean elegidos directamente por los ciudadanos en listas abiertas, respondiendo ante sus electores de las decisiones que tomen en el ejercicio de sus responsabilidades políticas.
Si crees en la necesidad de las LISTAS ABIERTAS en todas las elecciones, como forma de sentirte ciudadano, mejor representado y parte de una democracia más auténtica:
¡LISTAS ABIERTAS YA!

Con el imperfecto sistema actual, este voto será declarado nulo, pero si llegamos a ser suficientes, algo tendrán que hacer.